
Argentina derrotó a México por 2 goles a 1, Messi abrió el camino para la victoria.
México había perdido metros. Casi sin darse cuenta, pero los había perdido. Y si no parece buena idea vivir en el balcón de tu área, definitivamente es pésima la de permitir ahí que Messi se asome. Fue cuestión de conceder un espacio, el suficiente para que el 10 orientara la pelota servida por Di María y sacara un zurdazo violento y raso, que fue sorteando defensas rivales cual si además lo hubiera teledirigido, saludando a la portería junto al poste, allá donde se volvía inalcanzable para Ochoa. Era la carta de presentación de Argentina en este Mundial. El muerto sigue vivo, ante Polonia se comprobará definitivamente si es que andaba de parranda.
Que Scaloni no estaba satisfecho lo demuestra el hecho de que habiendo hecho un cambio doble justo antes de esa diana hiciera otro cambio doble justo después. Tirando a ofensivo primero, tirando a defensivo después, en cualquier caso agotando todos sus movimientos con mucho partido aún por jugarse. Porque antes de los unos y de los otros ya había aparecido Enzo Fernández, que terminaría liquidando un resultado cómodo de última hora en jugada que desnudaba definitivamente a una México inoperante. Había durado la muchachada del Tata justo lo que tardó en caerle el primero. La comba del tipo del Benfica fue deliciosa, eso sí.


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